España

Alarma ante la grave situación de las familias gitanas en Albacete

El Ayuntamiento de Albacete a pedido una subvención de 1,2 millones de euros a la Junta de Comunidades para mantener el Plan de Intervención Social de estos barrios

Imagen de archivo de varios de los bloques del grupo de Las Seiscientas viviendas, en el barrio de La Milagrosa. :: JOSÉ MIGUEL ESPARCIA

Por: Maite Martínez Blanco - Albacete - 27/12/2010

Si decimos que los barrios de La Estrella y La Milagrosa sufren «graves problemas sociales y económicos», no decimos nada nuevo. La persistencia de esta realidad, agravada más si cabe con la crisis, obliga al Ayuntamiento de Albacete a mantener el Plan de Intervención Social Estrella y Milagrosa, en 2011, para lo que pedido una subvención de 1,2 millones de euros a la Junta de Comunidades. Esta inversión social, que se ha recortado en cien mil euros con respecto a la realizada este año, supone dedicar 335,7 euros por vecino a tratar de sacarlos de la marginalidad.
 
Pronto se cumplirán diez años de trabajo social sobre el terreno, que sigue siendo necesario, dicen los técnicos. Administraciones, oenegés como Cáritas o Secretariado Gitano y congregaciones religiosas como la de las Hijas de la Caridad, llevan años coordinando proyectos, desde un taller para madres adolescentes, a un programa de mediación jurídica para evitar, si es posible, que la prisión sea el destino de algunos de sus vecinos.
 
Ahora bien, los responsables del Pisem, como se conoce a este programa, -heredero del Plan Urban y del anterior Plan 600 (1989-1993)- consideran que se debe dar un paso más y lograr una «mayor implicación» de los propios vecinos y una «implicación real» de los servicios de seguridad ciudadana, «sin el concurso activo de éstos será difícil avanzar en el camino de mejora de la calidad de vida que se pretende», apuntan. No en vano, al describir La Milagrosa en este plan se habla de «alto nivel de criminalidad, drogodependencia, tráfico de drogas y delincuencia en general» del barrio.
 
La realidad de estas dos barriadas marginales es dura, pero con diferencias notables entre ambas. La Estrella, el histórico Cerrico de la Horca, es el barrio con menos inmigrantes de la ciudad; casi todos sus vecinos son gitanos y eso se nota, por ejemplo, en las amplias familias que allí viven, muchas de seis o más miembros y con personas mayores a su cargo.
 
El barrio con más inmigración
 
La Milagrosa, donde está el grupo de las 600 viviendas, es, por el contrario, el barrio con más inmigrantes de la ciudad, la presencia de extranjeros duplica la media de todo Albacete, aunque también hay un elevado porcentaje de vecinos de etnia gitana. Aquí predominan las familias monoparentales, es muy frecuente que un adulto tenga a su cargo tres o más niños.
 
La Estrella y La Milagrosa son los dos barrios con peor nivel educativo de la ciudad, en este último el 77% de los mayores de 16 años son analfabetas o no tienen estudios. Y eso tiene sus consecuencias laborales. En La Estrella el paro casi duplica a la media de la ciudad, cada persona que trabaja debe mantener a otras seis y eso que el salario medio está un 30% por debajo de la media.
 
En La Milagrosa la situación, si cabe, es peor. El paro hace que la dependencia de sus vecinos se dispare, de hecho es el barrio de Albacete más beneficiado con los programas de empleo protegido y más de la mitad de las familias perciben algún tipo de ayuda social.
 
El Ingreso Mínimo de Solidaridad que muchos cobran, lo completan con una economía de subsistencia, búsqueda de chatarra o venta ambulante ilegal, que han dejado de ser rentables, por lo que han desestabilizado, todavía más, las ya de por sí precarias economías familiares. Si a esto se suma, que muchas familias subsistían gracias a empleos en la construcción, que la crisis del ladrillo ha destruido, nos encontramos con un «grave aumento» de familias que no tienen ni para comer y que piden alimentos «como hacía muchos años que no sucedía».
 
Ante esta realidad, el Ayuntamiento no puede tirar la toalla y menos ahora, con una crisis que se ceba en los más desfavorecidos. Los servicios sociales han detectado un «incremento exponencial» no sólo de prestaciones económicas de todo tipo, sino también de familias que llaman a su puerta pidiendo alimentos, ropa, leche infantil y hasta muebles.
 
Y lo peor puede estar por llegar. En el documento que el Ayuntamiento envió hace unas semanas a la Junta, se hacía constar que «dada la incapacidad del mercado laboral para crear puestos de trabajo y la destrucción de empleo que se prevé para los próximos meses, se espera un incremento aún mayor de la demanda dirigida a los servicios sociales básicos».
 
Refuerzo de los servicios
 
De ahí el refuerzo de los mismos en estos barrios. Un equipo de 13 personas, formado por un coordinador, cuatro trabajadores sociales, cinco educadores, un agente de desarrollo local y dos administrativos, trabajan sobre el terreno, desde el centro social del Buen Suceso. El equipo de profesiones supone casi la mitad del coste total del programa. Los 3.600 vecinos que viven en los dos barrios podrán ser atendidos por este servicio, que valorará sus necesidades sociales y tratará de echarles una mano.
 
Los perceptores del Ingreso Mínimo de Solidaridad, por ejemplo, tendrán que firmar un acuerdo de inserción, una especie de 'contrato' que les obliga a renovar la tarjeta del paro, acudir a las citas de los mediadores laborales, pagar el recibo del alquiler, escolarizar a sus hijos y participar en las actividades del colegio y llevar a los pequeños a las revisiones pediátricas. Se estima que unas 150 familias estarán sometidas a estos 'controles', que tratan de evitar o, al menos, frenar procesos de marginación y avanzar hacia su inclusión social.
 
Además, se montará un Taller Educativo y Social para dotar de habilidades básicas a 18 hombres y mujeres y Cáritas dará clases prácticas a un grupo de unas 40 mujeres en paro que no perciban ningún tipo de prestación ayudándoles a mejorar sus hábitos de organización doméstica y a fomentar sus habilidades sociales y prelaborales. En los tres meses que dura este taller, las mujeres cobrarán una beca de 240 euros al mes.
 
El plan incluye también un programa de actuaciones dirigidas al ámbito familiar, para garantizar que las familias proporcionan el clima de convivencia adecuado a los menores y en ocasiones enseñan a los padres normas básicas del cuidado de los pequeños. Para empezar, los servicios sociales prevén intervenir en 27 familias en situación de riesgo.
 
Las Hijas de la Caridad, por su parte, continuarán con su taller de madres adolescentes, donde unas 25 chicas, de entre 15 y 23 años, embarazadas o ya con hijos, recibirán apoyo y tratarán de prevenir situaciones de desprotección infantil. En este taller, lo mismo les enseñan a cocinar y limpiar, que reciben educación sexual o clases de informática. Además de formarse, reciben una pequeña beca 1 80 euros mensuales por su asistencia.
 
Esta intervención con las familias se completa con el programa Jo-ven-tú con el que se pretende 'enganchar' a actividades de ocio saludable a chavales de entre 14 y 18 años, para evitar que repitan los modelos de conducta de sus mayores y dejen de pasar tanto tiempo en la calle, consumiendo alcohol y otras sustancias adictivas. También se montarán actividades deportivas, como natación o fútbol sala, para chicos de entre 6 y 25 años, en las que se prevé la participación de unos 150 chavales.
 
Una cooperativa en el barrio
 
Un tercer paquete de proyectos va dirigido al área de formación y empleo, complementando los programas de empleo que ya se han puesto en marcha utilizando dinero del plan Urbanitas, que prevé invertir en los próximos años 2,5 millones de euros en dar formación y animar a los vecinos de estos barrios a montar sus propias empresas. Así, desde el Plan de Integración Social han optado, de cara al 2011, por desarrollar tres cursos: uno para dar apoyo a una iniciativa surgida en el barrio, con el apoyo de la Asociación Miguel Fenollera, para montar una cooperativa de servicios que girará en torno a las actividades deportivas; un segundo curso homologado de monitor de actividades juveniles y un tercero de formación ocupacional en cuidado de niños para que los alumnos puedan emplearse en el servicio Kanguras.
 
Además, programarán cursos de alfabetización digital para los vecinos y se mantendrá 'Empléate con los residuos', un proyecto de empleo con apoyo que gira en torno a un taller de reparación de bicicletas y motos de baja cilindrada.

Fuente: La Verdad.es

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