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ENTREVISTA A JULIA CHÁVARRI
 
Es directora de la Asociación de Promoción Gitana GAO LACHO DROM y lleva 40 años trabajando para conseguir la integración de este colectivo en Vitoria
 
Jullia Chávarri, con algunos de los jóvenes gitanos que acuden al centro. / IOSU ONANDIA
 
 Por: M.Muñoz - Logroño 13/04/2009
 
Pueblo del Buen Camino. Así se traduce del caló el nombre de la asociación Gao Lacho Drom, que lleva más de 40 años trabajando para lograr la integración del colectivo gitano en Vitoria. Al frente de la entidad, una riojana, la cenicerense Julia Chávarri.
 
- ¿Cómo recaló desde Cenicero en Vitoria y creando Gao Lacho Drom?
 
-Después de completar mis estudios me hice religiosa y, tras el Concilio Vaticano II, en 1968, solicitamos ir a vivir y a trabajar con los gitanos en Vitoria, que estaban en situaciones de chabolismo terrible. Con la colaboración del Ayuntamiento conseguimos hacer el primer Gao Lacho Drom.
 
-¿Cuánto costó realizar el proyecto de trasladar a las familias de sus chabolas a viviendas dignas?
 
- Estuvimos unos dos años. La gente no estaba acostumbrada a tener luz, agua corriente... Habían sido trashumantes y no tenían ni idea de la vida en una comunidad de vecinos. Otras ciudades han utilizado nuestro modelo, e incluso nos llamaron de Madrid para hacer algo similar con rumanos.
 
-¿Le resultó difícil adaptarse a una realidad tan distinta como la del pueblo gitano?
 
-Yo no fui a cambiar lo que había ni a cambiarles a ellos. Les ayudé a superar esa fase que les faltaba en lo referente a la integración social. Y para ello eran necesarios tres pilares: la educación, la vivienda y el trabajo.
 
-¿En cuál de estos sectores considera que se ha avanzado más?
 
-Gracias a Dios se van cumpliendo los tres, pero podemos destacar la Educación. Cuando empezamos en la asociación, más del 60 o el 70% era analfabeto, y el otro 30% no había completado la escolarización. Hoy en día esa escolarización alcanza el 100% y más de 200 jóvenes están estudiando Bachillerato o FPII. Varios han llegado a la Universidad o a la rama profesional y son enfermeros, maestros, trabajadores sociales...
 
«No creamos guetos»
 
- ¿Sufren rechazo los niños gitanos en los colegios?
 
-No, la escolarización suele ser sin problemas. Hombre, yo entiendo que, si en una clase hay diez niños gitanos y dos payos, muchas veces las familias payas no querrán esa situación. Y es que los gitanos son tan familiares que, si se ataca a uno en la escuela, los otros nueve protestarán y le defenderán. Pero, si están uno o dos en cada clase, no hay ningún problema. Nosotros nunca hemos hecho guetos.
 
-Si hablamos de trabajo, ¿cómo ha golpeado la crisis a un colectivo ya indefenso como éste?
 
-La mayoría trabajaba en la construcción y se ha quedado en paro. La situación hace mella sobre todo en matrimonios jóvenes. Y no tienen la posibilidad de recibir apoyo de sus padres, porque ellos mismos ya tienen muchos hijos.
 
-¿Qué ayuda se les ofrece desde Gao Lacho Drom en este sentido?
 
-Hay cursos de formación, cinco personas realizan prospección de empleo y hemos creado dos mercadillos con más de 100 familias que venden.
 
Prejuicios
 
-A la hora de buscar trabajo o vivienda, ¿se pone al gitano a la altura del inmigrante?
 
-Les ponen en el mismo saco que a los inmigrantes o incluso un poco peor. Los gitanos no encuentran ninguna facilidad con la vivienda, los que buscan una procuran que no parezca que son gitanos, porque son rechazados aun yendo con el dinero por delante. No sé si es sólo por la raza o por tener un estatus social bajo. Pero muchos creen todavía el estereotipo, que si alquilan a un gitano va a subir el burro a la vivienda, o las gallinas, o va a arrancar las puertas para hacer fuego.
 
-¿Por qué cree que cuesta tanto deshacerse del estereotipo que persigue al pueblo gitano?
 
-Una gran equivocación es generalizar, sobre todo lo peyorativo: que son ladrones, borrachos o venden drogas. Cargamos contra minorías étnicas sólo si son de estatus socioeconómico bajo. Si están bien situados y tienen dinero, ya pueden ser negros, blancos, judíos o hindúes, que no nos quejaremos. O gitanos, porque a los Flores o Joaquín Cortés no los van a marginar.
 
 
 

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