España

Ricardo Borrull recibe la Cruz de Plata de la Orden Civil de la Solidaridad Social

Por su lucha por la escolarización de los niños gitano

Ricardo Borrull, en su casa de Paterna.  abelard comes

Por: Paco Cerdá - Valencia - 22/12/2011

Galardonado. En los años 70 recogía a niños gitanos de los barrios chabolistas para llevarlos al colegio y reducir el absentismo escolar. En los 80 integró una comisión de la Generalitat para el desarrollo del pueblo romaní. En los 90 enseñó a los docentes a educar en la interculturalidad. Ahora, que trabaja en un instituto de Manises, el Gobierno reconoce la labor de Ricardo Borrull.

De Ricardo Borrull (Albacete, 1956) podría decirse que acaba de ser condecorado con la Cruz de Plata de la Orden Civil de la Solidaridad Social, que entrega el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, como reconocimiento a su lucha por la plena escolarización de los niños gitanos en el sistema educativo y por su defensa de la educación intercultural. Pero eso sería demasiado rimbombante para el gusto de Ricardo ("yo no tengo méritos para que me den una medalla", dice con humildad) y una frase excesivamente vaga y administrativa como para resumir la trayectoria de este maestro gitano del IES Pere Boïl de Manises que reside en Paterna. Por ello, lo mejor será empezar por aquel autobús al que cada mañana se subía Ricardo Borrull para recoger a los niños gitanos de las zonas chabolistas de Valencia y llevarlos al centro de escolarización gitana situado en San Antonio de Benagéber.

Eso ocurrió entre 1977 y 1985. "Los recogíamos de todas partes: de la Avenida de la Plata, de Natzaret, de la Malva-rosa, de las Carolinas, de la calle Yecla, de PaternaÉ Eran unos 200 niños que ni iban a clase ni se los esperaba. ¡Muchos de ellos nunca habían ido a la escuela! Y en demasiadas ocasiones -añade- nos costaba arrancarlos de los brazos de sus padres para llevarlos a este centro puesto en marcha por el Gobierno y el Secretariado Gitano con una docena de maestros voluntariosos", recuerda Ricardo en un valenciano exquisito.

Era un momento difícil para la escolarización de los gitanos. "Los padres gitanos tenían muchos recelos de la escuela porque, aunque no sabían leer ni escribir, sí sabían que se trataba de una escuela organizada y dirigida por payos, pensada por payos para educar a payos". Y así, su conclusión era peligrosa: "Si el niño gitano va a la escuela, se apayará y podrá avergonzarse de su cultura gitana por la asimilación cultural". Nada mejor, pues, que seguir el sistema educativo tradicional del mundo gitano: la transmisión directa, vivencial y dentro del grupo familiar (abuelos, padres y hermanos) sin tiempos ni horarios.
 
Una trayectoria polifacética

Contra ese razonamiento, que derivaba en el absentismo escolar de la juventud gitana, ha combatido toda su vida Ricardo Borrull. Porque después de aquella aventura educativa de San Antonio de Benagéber, el maestro Ricardo trabajó del 86 al 89 en una comisión de la Generalitat para potenciar el desarrollo del pueblo gitano, y estuvo del 91 al 95 al frente de la primera asesoría de educación intercultural del centro de formación de profesorado de Valencia para dar a los docentes las herramientas para atender a alumnos de culturas minoritarias, como la gitana. En la última década, con su plaza en el instituto de Manises, también ha dirigido varios años el área de educación intercultural del centro de formación de profesores de Torrent.

Y todo ello, siempre, con el objetivo de aumentar la escolarización del pueblo gitano. Es un campo donde se ha avanzado mucho. Según datos de la Fundación Secretariado Gitano, el absentismo escolar de los gitanos ha caído 34 puntos entre 1994 y 2010, al pasar del 43% al 77,5% el porcentaje de alumnos gitanos que siguen el curso con regularidad en España.

"El cambio en la escolarización gitana -apunta Ricardo Borrull- se está produciendo de una manera revolucionaria en cuanto a número de alumnos y, sobre todo, en cuanto a que se ha cambiado el chip de desprestigio que significaba ir mucho tiempo a la escuela. Eso es lo importante y revolucionario: que se ha cambiado el chip y la formación ha pasado de desprestigio a ser un elemento de prestigio. La escuela ha pasado de ser vista por las familias gitanas como un enemigo a una herramienta que puede forjar el futuro de sus hijos, porque lo ir al mercadillo a vender está más complicado que antes", destaca.
Por eso, avisa, el enemigo ha cambiado: del absentismo escolar, casi superado, al fracaso académico.

La Primaria está más o menos normalizada; ahora falta mejorar los resultados de los gitanos en Secundaria. Y otro aspecto que preocupa a Ricardo Borrull: que los gitanos con estudios universitarios (él tiene dos hijas que estudian Químicas y Fisioterapia) encuentren trabajo pronto. "Porque ellos son el faro de las nuevas generaciones, y si los más jóvenes ven que, a pesar de ser licenciados, han terminado como vendedores ambulantes en los mercados o recogiendo naranja en el campo, muchos se preguntarán "para qué hay que pasarse tantos años estudiando". Y eso hará mucho daño", pronostica con inquietud Ricardo, que también preside la Asociación de Enseñantes con Gitanos.

La conversación avanza y del premio apenas habla este maestro vocacional. Si le preguntas, se declara "sorprendido" y agradecido por el galardón, sí. Pero lo cierto es que le interesa poco presumir de un reconocimiento que él quiere hacer extensivo a todos los docentes que han trabajado para mejorar la escolarización de los gitanos. En cambio, hay algo que no puede callarse antes de despedir al periodista: "Por favor, sí te pido que se sepa una cosa: que el mundo gitano no es el mundo de la droga o el de la delincuenciaÉ Que el mundo gitano está en otras partes, y eso muchas veces ni se visualiza ni se valora. Recalca eso, te lo pido con todo el corazón". Lo pide con el mismo corazón que viajaba de chabola en chabola recogiendo a niños para que no fueran carne de cañón.

Fuente: levante-emv.com

COMENTA LA NOTICIA

 Mundo Gitano – Gypsy World