España

Enrique Jiménez Hernández

«En la tele salen gitanos de chavolas y nos meten a todos en el mismo saco»

Por: Idoya Rey - Oviedo - 03/05/2011

Enrique Jiménez Hernández sin apenas pisar el colegio se convirtió en educador, montó un grupo musical con unos amigos, se dedicó a la compraventa de antigüedades y aprendió algo de cocina hasta que se colocó como conserje del Colegio Público de Ventanielles. Durante su vida laboral, incluso, escribió parte del libro 'Marginación e intervención social'. Ahora, a sus 69 años, le han nombrado alcalde del barrio, uno de los pocos de etnia gitana del norte de España.
 
-¿Cuándo le ofrecieron el puesto?
 
-Fue hace unas semanas. Yo trabajé como conserje del colegio durante 18 años. Por allí pasaron más de 840 niños, así que me convertí en alguien conocido. Dicen que como soy el más popular del barrio, soy el adecuado.
 
-¿Y cree que no hay nadie más conocido en Ventanielles?
 
-(Ríe) Probablemente sí, pero me lo han ofrecido a mí.
 
-Hay quien pueda pensar que a solo un mes de las elecciones, puede ser una medida para ganar electores.
 
-No, para nada. Hace cuatro años, cuando me jubilé, ya me lo ofrecieron los propios vecinos por el aprecio que me tienen. No quise, pero hice lo posible porque el barrio estuviera más bonito y más limpio. Lo hice siempre, estuviera Masip o Gabino de alcalde.
 
-No va a pedir votos.
 
-Yo soy el que soy siendo alcalde de barrio o sin serlo. No puedo hacer promesas, que luego no puedo cumplir. Cada uno tiene sus ideas y lo que pretendo es que la gente me cuente sus necesidades y transmitirlas. Necesito la colaboración de la gente, como necesité desde hace 26 años en la presidencia de la Asociación Gitana de Ventanielles Drom, que significa camino.
 
-Pero, ahora es alcalde de todo el barrio, no sólo representa a su etnia.
 
-Por supuesto. Ventanielles es, según las estadísticas, el barrio de España donde mejor conviven los gitanos y los payos. Y la asociación trabajó para esto.
 
-¿Ha notado algún tipo de desprecio de los vecinos por ser gitano?
 
-De momento no. Pero es probable que lo encuentre. Nunca llueve a gusto de todos, aunque lo que sí he recibido es el cariño de un barrio que se acerca a darme un abrazo y la enhorabuena.
 
-Entonces, ¿ya no hay racismo?
 
-Lamentablemente, todavía existe mucho. La mayoría de la gente cree conocer bien al pueblo gitano, pero no lo conoce. Nos meten a todos en el mismo cesto.
 
-¿Cuál es ese cesto?
 
-Pues el que sale en la televisión, que son los gitanos de las chavolas, los sucios. En Ventanielles viven 72 familias de gitanos que son una maravilla. No todos los gitanos son nómadas.
 
-Pero siguen teniendo enfrentamientos, como el tiroteo de Ujo entre dos familias gitanas que acabó con muertos.
 
-Aún hay casos, es cierto, y salen en todos los medios de comunicación porque son graves. Pero, por ejemplo, el chico que huyó en Ventanielles de la Policía por los tejados no era gitano y parecía que sí.
 
-¿Estos enfrentamientos surgen porque se piensa que la ley gitana está por encima de la ley del Estado?
 
-Nosotros tenemos nuestras costumbres como todos, pero los problemas entre nosotros tenemos que solucionarlos con el diálogo. Con los payos es como con cualquiera. No me molesta que me llamen gitano, sino cómo lo digan.
 
-Son los patriarcas los que median, ¿es usted uno de ellos?
 
-No me gusta esa palabra. Prefiero decir que somos pacificadores, que solucionamos problemas. Yo soy un gitano de respeto que dentro de las leyes gitanas busco soluciones.
 
-¿Por ejemplo?
 
-Pues mira Los Vargas, una de las familias de Ujo, venía muchas veces a pedir consejo, hasta que un día las cosas se fueron de las manos. Toda la familia tuvo que marcharse, no sólo los implicados. Yo ahora trabajo para que si hay algún problema no todos tengan que irse. Porque hay muchos gitanos que no hacen nada y pagan honestamente su alquiler o sus hipotecas.
 
-¿Ha avanzado mucho el pueblo gitano desde que llegó a la ciudad?
 
-Muchísimo. Vamos despertando. Por ejemplo, a mi me parece bien que mis nietas y nietos tengan parejas que no sean gitanos.
 
¿Y las chicas lo tienen más complicado, o es un tópico?
 
-Dentro de los gitanos hay machismo, como dentro de las costumbres de cada pueblo, pero se ha perdido muchísimo, aunque quedan familias más conservadoras que otras.
 
-Otro de los estereotipos tiene que ver con la educación, las ausencias al colegio, usted que fue conserje ¿cómo lo vivió?
 
-Que estudien es mi guerra. Cuando era conserje llamaba a las puertas de algunas familias y me llevaba yo mismo los niños al colegio. La gente madrugaba mucho para ir a mercadillos y los hermanos mayores que se quedaban al cargo se dormían. Hemos dado pasos de gigantes, aunque aún queda mucho, por ejemplo en la Universidad.
 
-¿Pudo estudiar?
 
-Mi hermano mayor me enseñó las primeras letras y los primeros números. Luego como era monaguillo e iba para cura, aquello me encantaba, leía el catecismo. Por las noches encendía una vela para poder seguir leyendo. Luego fui leyendo cosas por mi mismo.
 
-¿Sigue leyendo?
 
-Me encanta. Un año para Navidad mi mujer me compró una colección que costó 75.000 pesetas. Yo creo que es el primer caso entre matrimonios gitanos. (Ríe).
 
-¿Cómo era el barrio cuando llegó, con 12 años?
 
-Mucho peor que ahora y con mucha peor fama por tema de drogas y vandalismo.
 
-¿Y ya no lo hay?
 
-Es cierto que hay algo de trapicheo, pero eso es problema de la Policía no mío.
 
-¿Cuáles son sus problemas?
 
-Conseguir mejoras para el colegio de Ventanielles, que las necesita y conseguir cursillos y puestos de trabajo para los jóvenes, para que así dejen de hacer cosas malas. También más seguridad para el barrio, aunque me llevo bien con Agustín de Luis y Gabino de Lorenzo y cuando ha habido algún problema lo han solucionado.
 
-Es uno de los miembros importantes de la Iglesia Evangelista, que tiene la capilla en el barrio. El Vaticano dice que es una secta.
 
-No es ninguna secta. Respeto la opinión de los católicos, pero la Biblia es la misma. Somos unos 200, no rezamos ni repetimos siempre lo mismo. Pedimos a Dios que nos bendiga. Es algo maravilloso que ha sacado muchas navajas de los bolsillos para poner biblias.

Fuente: El Comercio.es

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