Europa

Los gitanos de Albania piden ayuda al Gobierno para mejorar su vida

"Sólo cuando es la fiesta de los romaníes, el día 8 de abril, los políticos vienen a celebrarlo y a salir con nosotros en las fotos. El resto del año ni siquiera quieren vernos"

Por: Mirnoza Dhima - Tirana - 10/04/2010

La depauperada familia de Vera Shahu, que pronto espera dar a luz a su séptimo hijo, deseaba celebrar hoy el día internacional de los gitanos, pero en su casa sólo dispone de algunos mendrugos de pan duro, aceite y patatas. Sus hijos duermen sobre una alfombra que cubre la tierra en una de las dos habitaciones sucias e improvisadas en el interior de una barraca construida con madera, situada cerca del río Lana de Tirana.
 
El único mueble de la casa es un viejo armario, del que, una vez abiertos los cajones, sale un ejército de cucarachas. "Mis niños, el menor de 4 y el mayor de 15 años, no tienen futuro si el Estado no les ayuda. Sufrirán igual que nosotros, sus padres, o quizás será peor porque la vida se está encareciendo mucho", se lamenta Vera, de 40 años, que padece anemia y no tiene seguro social ni protección de ninguna clase.
 
Los ingresos de su familia oscilan entre uno y dos euros al día procedentes de la venta de latas de aluminio, mientras consiguen mantenerse vivos gracias a la comida que echan a la basura los restaurantes capitalinos. "Pese a que malvivimos, quiero enviar a mis hijos a la escuela para que aprendan a escribir su propio nombre", dice Vera, que pide al gobierno un nivel de educación adecuado y un techo digno para sus pequeños.
 
En esta situación vive en Albania la gran parte de los gitanos, cuyo número oficial nadie sabe, pero que ellos cifran entre 100.000 y 140.000 miembros. "Sólo cuando es la fiesta de los romaníes, el día 8 de abril, los políticos vienen a celebrarlo y a salir con nosotros en las fotos. El resto del año ni siquiera quieren vernos", afirma Selvie Rushiti. Ante esta indiferencia del Gobierno, la gitana Selvie, junto a algunos de los romaníes más "adinerados", han creado, con donaciones extranjeras, asociaciones que se dedican a ayudar a los más necesitados de este colectivo.
 
Hace siete años, Selvie Rushiti convirtió el primer piso de su casa en un centro preescolar que atendía a 85 niños al año, mientras en su patio vendían ropa usada otros gitanos, que mantenían con este pequeño comercio a 120 familias romaníes. Pero un día apareció la policía, que desahució a los vendedores gitanos del recinto, y ahora la familia de Selvie vive con el temor de que "algunos en el Gobierno quieren expropiar el terreno para construir edificios".
 
"No nos matan, pero sí que nos discriminan. De los 140.000 romaníes en Albania, sólo siete han ido a la universidad, cuatro de ellos con becas del Consejo de Europa", según Selvie. Son los que han representado a Albania en la II Cumbre Europea de los Gitanos en la ciudad española de Córdoba. El resto de este colectivo está obligado a abandonar la escuela ante la falta de medios económicos, que no llegan ni para alimentarse.
 
El 80 por ciento de los tres millones de albaneses calificados de extremadamente pobres pertenece al pueblo gitano. El primer ministro albanés, Sali Berisha, dice que "la economía ha crecido, pero nosotros no lo notamos. Nuestro mayor problema es el paro, que nos afecta a casi todos", dice Istref Pellumbi.
 
Con la ayuda de la fundación del magnate estadounidense George Soros se ha montado en Tirana una sastrería donde aprenden a coser gratuitamente 150 mujeres gitanas durante nueve meses del año. "Pedimos al Ministerio de Trabajo que emplee a este contingente de mujeres preparadas y que las integre en la sociedad", inquiere Pellumbi.
 
El colectivo gitano albanés está preocupado porque la estrategia gubernamental elaborada en 2003, que pretendía ayudar a esta etnia y asegurarle vivienda, empleo y educación, se quedó en papel mojado. Por ello, los gitanos albaneses insisten hoy en que el Gobierno debe emprender reformas reales contra su discriminación, si el país quiere entrar en la Unión Europea.
 

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