Europa

"Hungría se está volviendo Misisipi"
 
Hombres armados irrumpieron en el pueblo y prendieron fuego a la casa donde dormían Robert Csorba, Renata su mujer, y sus tres niños pequeños. Cuando la familia salió corriendo, uno de los agresores les disparó repetidamente con una escopeta de caza, matando a Robert y a su hijo de cuatro años, Robico 
 

   Renata, viuda de roberto Robert Csorba y madre de Robico, de cuatro años, que murieron
en una batida racista en Tatarszentgyörgy (Hungría) en febrero. Foto: Andy Robinson
 
POR: ANDY ROBINSON - Tatarszentgyörgy. Enviado especial  - 25/03/2009
 
"Los niños duermen con los zapatos puestos; los hombres han montado grupos de vigilancia".
 
Habla húngaro y romaní pero los gestos furiosos y la cara compungida de Josef Horvath, residente septuagenario del pueblo de Tatarszentgyörgy, son una lengua universal. "¡Molotov Cocktail!", repite, señalando la ventana rota y, dentro, las paredes ennegrecidas de la pequeña vivienda. "¡Pam, pam, pam!", añade, disparando con los dedos.
 
Dentro de la casa quemada, las tejas rotas del techo desplomado se entremezclan con ropa infantil, prendas de color chillón; otras tan negras como las vigas calcinadas. Hacia la una de la madrugada del pasado 23 de febrero, el sueño de Tatarszentgyörgy, un pueblo de 2.000 habitantes - casi todos gitanos-a unos 50 kilómetros de Budapest, se convirtió en pesadilla. Hombres armados irrumpieron en el pueblo y prendieron fuego a la casa donde dormían Robert Csorba, Renata su mujer, y sus tres niños pequeños.
 
Cuando la familia salió corriendo, uno de los agresores les disparó repetidamente con una escopeta de caza, matando a Robert y a su hijo de cuatro años, Robico. Nadie ha sido detenido. Tres semanas después Renata contempla en silencio los escombros y las cenizas de su hogar con el estoicismo de un pueblo cuya tasa de mortandad infantil es dos veces mayor que el resto del país y cuya esperanza de vida es diez años menor.
 
 

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