Europa

Europa recuerda el Holocausto y llama a no olvidar horrores del pasado

El 27 de enero el mundo recordó a las víctimas del nacionalsocialismo. Ese día de 1945 las tropas soviéticas liberaron el campo de exterminio de Auschwitz... pero el Holocausto también dejó tumbas olvidadas en Europa del Este.

Zoni Weisz, sobreviviente holandés del Holocausto y representante gitano, pronunció las palabras centrales en el Bundestag.

Autoras: Cornelia Rabitz / Rosa Muñoz Lima

Editor: Enrique López Magallón

 

Este año, los diputados del Bundestag se reunieron en Berlín en una conmemoración en la que el presidente de la Cámara baja del Parlamento alemán, Norbert Lammert, recordó a Auschwitz como “sinónimo del Holocausto”.

 

Entretanto, el presidente alemán, Christian Wulff, llegó este jueves a Cracovia para sumarse a la conmemoración del 66 aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau, junto a su homólogo polaco, Bronislaw Komorowski.

 

Más un millón de personas perdieron la vida entre 1940 y 1945 en el campo de concentración de Auschwitz y el vecino campo de exterminio de Birkenau, en la Polonia ocupada. La mayoría eran judíos. Pero a ellos se suman además los nombres de prisioneros políticos polacos, prisioneros de guerra soviéticos, gitanos de la etnia Sinti y Romaní y ciudadanos de otras nacionalidades.

 

La canciller, Angela Merkel, y presidente del Bundestag, Norbert Lammert,
saludan a sobreviviente gitano en el acto conmemorativo.

 

 Alemania: “las víctimas nos comprometen”

 

Norbert Lammert, presidente del Bundestag, insistió en Berlín en la responsabilidad de Alemania con las víctimas del nacionalsocialismo y en la necesidad de recordar las lecciones del pasado: "las víctimas nos comprometen a rechazar cualquier forma de discriminación e intolerancia, así como a actuar decididamente contra cualquier manifestación de odio y exclusión”.

 

Berlín recordó especialmente a unos 500.000 gitanos perseguidos y asesinados por los nacionalsocialistas. El discurso central frente al Bundestag correspondió por primera vez a un sobreviviente que representa a esta minoría -“la mayor, y al mismo tiempo la más discriminada de Europa”, destacó Lammert. También el discurso de Chistian Wulff esta tarde en Polonia es el primero de un presidente alemán en Auschwitz.

 

Wulff llamó a enfrentar la violencia reinante en un mundo, donde aún se sigue asesinando a personas por pertenecer a determinadas comunidades étnicas, religiosas o lingüísticas. En un encuentro con jóvenes alemanes y polacos, el presidente alemán recordó que no ha habido un día sin guerra en el planeta tras la Segunda Guerra Mundial y llamó a la nueva generación a sentirse responsable, pues la apatía puede ser “lo peor para la libertad y la democracia”.

 

Wulff y Komorowski pidieron a los jóvenes cuestionarse una y otra vez lo que Auschwitz representa: ¿cómo pudo ocurrir tal ruptura civilizatoria y cómo puede evitarse que semejantes crímenes se repitan? Por lo pronto, con la contribución de unos 60 millones de euros del Estado germano y el aporte menor de otros países europeos y de EE.UU., Polonia comenzará en 2012 la renovación del memorial de Auschwitz.

 

Europa del Este: “no sólo Auschwitz”

 

Sin embargo, “el Holocausto no comenzó en Auschwitz”, recuerda a Deutsche Welle Andrew Baker. El rabino estadounidense forma parte de una iniciativa internacional para transformar en memoriales miles de fosas comunes –hasta hace poco abandonadas y olvidadas en toda Europa del Este.

 

Fosas comunes abandonadas y olvidadas: tras su huella en Kyslyn, Ucrania.

 

“Todo comenzó mucho antes del funcionamiento de las cámaras de gas, con la invasión de Europa del Este por las fuerzas armadas alemanas”, dice Baker. A la invasión nazi de la extinta Unión Soviética en 1941, le siguió la brutal ocupación y el sistemático aniquilamiento de la población judía.

 

En Ucrania, Polonia, Bielorrusia y Rusia, en apartados terrenos boscosos, al margen de pueblos y ciudades, olvidadas, descuidadas, las fosas comunes a las que fueron arrojadas los judíos son la prueba fehaciente de una historia largamente omitida.

 

Fue el sacerdote francés Patrick Desbois, junto a sus colaboradores de la organización Yahad in Unum, el primero en investigar entre pobladores y testigos, identificar más de mil de las fosas y constituir un archivo con la información.

 

Recordar y educar: un proyecto contra el olvido

 

Una iniciativa internacional protegerá y marcará con placas conmemorativas cinco de estos emplazamientos. En el proyecto modelo participan la Organización Alemana para la Conservación de Cementerios de los Caídos de Guerra (VDK), el Comité Judío Americano (AJC, al que pertenece el rabino Baker), la Conferencia Europea de Rabinos y organizaciones no gubernamentales de Europa del Este.

 

El ministerio alemán de Exteriores contribuirá con 300.000 euros, un gesto que agradece Eduard Dolinsky, del Comité Judío de Ucrania –donde fueron asesinadas medio millón de personas de origen hebreo.

 

La matanza de judíos fue omitida por la historia oficial en la era soviética, explica Anatoly Podolsky, del Centro de Estudios del Holocausto en Kiew. Desde que su país se hizo independiente los historiadores han podido investigar sobre el tema, pero “el Gobierno se interesa poco en ello”, asegura Podolsky.

 

Después de las masacres: restos de un cementerio judío en Rava Ruska, Ucrania.
 

La tarea de recuperación de la memoria y proyección de sitio conmemorativo digno comenzó en Ucrania a fines de 2010. “Hay un sitio donde los huesos se hallan en la superficie. La población cavó (tras la guerra) en busca de objetos de valor”, cuenta el gerente del programa, Jahn Fahlbusch. La iniciativa, que persigue entre otros la educación de las más jóvenes generaciones, trabaja con arquitectos y miembros de la administración local.

 

Carrera contra reloj

 

Legalmente, las fosas comunes descubiertas en Ucrania no habían sido consideradas hasta ahora como cementerios, así que no gozan de protección alguna contra procesos constructivos. Cambiar esto es ahora responsabilidad de las instituciones locales.

 

Mientras, la búsqueda y documentación representan una carrera contra reloj. Los sobrevivientes del Holocausto rondan los 80 y 90 años de edad, advierte William Mengebier, de Yahad in Unum. Para el 2011, la organización francesa planea 15 viajes de investigación, en los que seguirán tocando puertas en pueblos apartados de Ucrania, Bielorrusia, Rusia y Polonia, para preguntar: “¿Vivó usted aquí durante la guerra?”

 

Fuente: DW-WORLD.de

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