América

La comunidad gitana marchó pidiendo “cadena perpetua” a los asesinos de Cali
 
Más de un millar de vecinos de diversa extracción social y política de esta ciudad acudieron a la invitación de la familia del comerciante gitano Lucas Miguel Cali, asesinado el viernes cruelmente delante de sus hijos. Marcharon para “pedir justicia”.
 
Alrededor de un millar de personas acompañaron a la familia de Cali exigiendo “justicia”.
En el centro de la columna marchó la viuda del zíngaro.

Por: Caleta Oliva - Argentina - 16/02/2010

La comunidad zíngara en pleno fue la primera en llegar y poblar la plazoleta del Gorosito, ayer a las 18. Las mujeres más jóvenes y los niños comenzaron a repartir carteles con la fotografía de la víctima a todos los que se acercaban, entre los que había representantes de partidos políticos y familias de distintos barrios.

También arribaron desde Mar del Plata, Rio Gallegos, Neuquén, Córdoba, Rosario y Comodoro Rivadavia, entre otras ciudades, decenas de gitanos para acompañar al grupo familiar destruido por la muerte.

“Es que era muy querido por todos”, explicó una prima de la mujer, mientras consolaba a Lucrecia Miguel, la madre de Cali, susurrándole palabras en húngaro.

Dejándose llevar por la congoja, Lucrecia pidió entre llantos que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner decrete la “pena de muerte” para los criminales. “El marido de la presidente (Néstor Kirchner) lo conocía a mi hijo desde chiquito, que saque un decreto”, rogó la señora. “Es que a los asesinos de mi hijo los van a dejar en la cárcel 4 ó 5 años y cuando salgan salen envenenados y van a seguir matando”, agregó.

En un desgarrado relato, la progenitora del hombre asesinado contó que Lucas Cali “era un hijo de oro, y cuando lo mataron tragué la sangre de mi hijo, que me dejó sola”.

Según la costumbre gitana, es el hijo menor el que debe hacerse cargo de la madre ante la muerte del esposo de ella, por eso él la mantenía. Lucrecia, además, tiene otros cuatro hijos: un varón y tres mujeres ya casadas.

TRAUMAS
 
Otra persona que estaba completamente desolada en la caminata era la viuda, Marcela Aquino, quien trató de sobrellevar el momento con dignidad y dar las gracias a la ciudad por “estar con nosotros. Pido nada más que queden detenidos y no salgan nunca más”.

Luego contó que en el momento del homicidio, “estaban mi hija de 12 años, mi hijo de 8 y yo; y lo mataron a sangre fría, le pegaron el tiro”, contó con lágrimas en los ojos.

Aquino rogó a las autoridades judiciales que le den “cadena perpetua y que paguen todos los que estaban incluidos. La ruta (de ingreso a Caleta) está muy libre y viene gente de todos lados y no tiene que ser así, tiene que estar todo controlado. Antes Caleta era una ciudad muy tranquila”, opinó.

También otros familiares agregaron detalles sobre la terrible situación vivida segundos antes del asesinato, cuando uno de los dos delincuentes que ingresaron al hogar “agarraron la nena, con el cuchillo en la garganta y le tocaron los pechos. Y el más pequeño tiene que iniciar un tratamiento psicológico por el trauma de ver cómo lo mataban a su padre”, contó otra gitana.

Al momento de pedir alguna declaración de los varones de la comunidad, ellos solicitaron que sea el mayor de todos, Hugo Esteban, el que hablara por los demás. “Un padre de familia de 3 hijos, un joven de 37 años y vienen a matarlo en su propia casa y a delinquir desde Buenos Aires a matarlo a este hijo del pueblo. A los jueces y al fiscal les pedimos que no entren por una puerta y salgan por la otra porque ellos también tienen familia, hijos y esposa; que pongan mano dura para que esta gente tenga lo que se merezca. Que el castigo sea justo y pesado”, pidió.
 

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