América

Joaquín, nada que demostrar

El bailarín español, con su esencia de gitano más plantada que nunca, dice que su aporte como pionero de la fusión nadie se lo quita
 

 
Por: Julio Alejandro Qijano - 21/04/2009

La inspiración le da risa. Al escuchar este concepto, Joaquín Cortés no puede evitar una carcajada.

Luego de un año sin subirse a bailar, regresa con Calé, retrospectiva de los momentos más impactantes de los siete espectáculos creados en 20 años de carrera.

Con ese pretexto, Cortés mira hacia su pasado y dice: “Es difícil ser original, pero una vez que lo consigues, yo no lo cambio por nada, ni por dinero ni por fama. Esa es la filosofía de Joaquín Cortés: hacer lo que sientes y regalárselo al mundo”.

—¿Cómo recuerdas a aquel Joaquín Cortés adolescente que era solista del Ballet Nacional España y llegó al Ópera de Nueva York?

—Lo recuerdo como un niño soñador, que aspiraba con vivir, viajar, descubrir nuevas culturas y aprender; pero sobre todo que soñaba con hacer algo muy personal.

—¿Y que era un gran bailarín?

—No lo sé; eso ha sido con los años. Desde pequeño me he preparado muchas horas y al final ha valido la pena.

—Visto a la distancia, ¿aquellos primeros espectáculos de fusión “Cibayí” y “Pasión Gitana” merecían tanto escándalo entre los puristas, era para tanto?

—¡Hombre! me imagino que en su momento lo fue. Lo que me alegra (y que se demuestra con este nuevo espectáculo) es que aquello que yo hacía hace 20 años ahora lo hacen mis compañeros y es bien visto por los críticos. Es un poco como adelantarse al tiempo, ser un visionario

—¿Un padre de la fusión?

—He sido un pionero y nadie me lo va a quitar, un propulsor de esa fusión cultural, mestizaje de danza y música del flamenco con otras cosas.

—Actualmente es difícil que algún crítico escriba mal sobre Cortés...

—Toda la vida los artistas somos criticados, pero al llevar tantos años en primera línea de combate ya no tienes que demostrar nada. Si llevas 20 años y sigues llenando los teatros, entonces nadie puede decir que eres una moda pasajera.

—En su caso la inspiración es algo mágico o, como decía Picasso, pasa el día trabajando hasta que llegan las musas

—¡La inspiración, ja, ja, ja! Seguro que tendría razón Picasso, pero en mi caso, hay días en que te levantes sin una idea y hay otros en que aparecen un montón. Lo duro es trabajar para que esas ideas se conviertan en movimiento corporal.

—El hecho de viajar tanto le confiere un cierto estatus cosmopolita, pero, ¿sigue siendo usted un gitano?

—Lo soy, mira que los gitanos somos nómadas, viajamos por todos lados y yo hago lo mismo por todo el mundo. Me siento más gitano que nunca, un alma libre que viaja por el mundo y no tiene un techo, sino que su techo es el cielo y su tierra cada lugar que pisa.

—El pueblo gitano tiene una historia de sufrimiento, ¿siente cierta responsabilidad?

—Estoy orgulloso de que la gente me vea como gitano universal. Me halaga que me hagan la imagen del gitano en el mundo. Nadie me ha regalado nada, lo he conseguido con mucho sacrificio y ahora tengo mi lugar en el mundo, incluso tengo una marca llamada Joaquín Cortés.

El bailarín español, que este año celebró sus cuatro décadas de vida, se presentará en México el 16 de mayo en Puebla y el 20 de mayo en el Auditorio Nacional de la ciudad de México con el espectáculo “Calé” (que significa gitano en su propia lengua).

Lo acompañarán en escena 16 músicos y 10 bailarinas.

Antes de su presentación en México hará el estreno mundial de este show en Nueva York.

Fuente: El Universal.com

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